EL ÚLTIMO BANDONEONISTA, LUIS LONGHI ENCARNA EL ALMA DEL BANDONEÓN
Breve reseña crítica: “EL ÚLTIMO
BANDONEONISTA”
El dramaturgo y director Rubén
Pires vuelve a expandir el universo del grotesco musical con esta obra,
corolario (o no) de la travesía del arte y la vida que explorara en Enrique y
Stefano. El Último Bandoneonista es un homenaje al acto artístico compuesto por
varias capas: la primera es la que más externa, Longhi – autor de la obra –
desplegando un personaje histriónico que con su verborragia, expresiones exageradas
y discurso inteligente, se transforma en un bandoneón humano que canaliza todo
el rango de emociones que puede experimentar un ser humano. Este es el
prodigioso trabajo de Luis Longhi, en una entrega en cuerpo y alma al espíritu
de la obra y en cuyas manos, el bandoneón nos habla.
La segunda capa está compuesta
por la reflexión filosófica que plantea un tema que merece ser debatido más
allá de la obra: ¿es el arte lo opuesto a la barbarie? A partir de una serie de
ejemplos históricos, vemos como la música ha estado presente en las grandes
atrocidades cometidas por el ser humano. ¿Cómo algo tan sublime puede ser parte
de algo tan deleznable? La eterna lucha entre la naturaleza y la cultura es entonces
resignificada y nos deja pensando en el arte y su papel en la historia de la
humanidad: el arte que denuncia, el arte explicativo, el arte cómplice, el arte
complaciente, el arte… ¿qué es el arte? Si su función es la de elevar el
espíritu humano, ¿Cómo puede ser parte de una sesión de tortura o de una
matanza en una cámara de gas?
La tercera capa se refiere al
tango y a nuestra identidad. La música ciudadana que supo pintar el espíritu
melancólico del porteño y los inmigrantes se ha ido transformando y las nuevas generaciones
no necesariamente la comprenden en toda su magnitud pero sí buscan un nuevo
tango, que nos cuente otras historias. Los tangos, tradicionalmente, nos hablan
de las pasiones humanas, de figuras arquetipales (la madre como “mi viejita”) y
del honor, entre otras cosas. Esos tangos que nos supieron entregar Gardel,
Troilo y Piazzola, “asesinados” por el personaje de Longhi, muerte simbólica
que los rescata y los prepara para las nuevas claves del tango.
Mención aparte merece la
escenografía, tan abigarrada de objetos como la mente del protagonista, pero
todo tiene su sentido y su lugar… desde los maravillosos muñecos hasta esa Torre
Eiffel con lucecitas… todo pensado en función de llevarnos a un viaje teatral
magistralmente dirigido por Rubén Pires, un sensible demiurgo que hace de “El Último
Bandoneonista” una obra que perdura en nuestra memoria largo tiempo después de
haber dejado la sala.
LUIS FORMAIANO
Para Susurros en tus Oidos
Muchísimas gracias por iluminar con tu mirada parte de nuestra búsqueda y se compañero del viaje. Salud con Cabernet Franc
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