BREVE RESEÑA CRÍTICA: MANUELA ROSAS
Si una frase pudiese definir a “Manuela Rosas” diría que esa frase es ´un estético acto de magia´. Porque la maravillosa puesta de Graciela Camino, a cargo de la dramaturgia y dirección, excede el de una propuesta teatral. Antes bien, es un viaje en el tiempo, una historia de vida y un relicario de emociones. Basándose en el libro de Lidia Gonzalez “Jamás escribo lo que no debe verse”, nos deslumbra la primera aparición de Manuela – una impresionante Cristina Banegas -, con su esplendoroso vestido rojo y un deslumbrante peinetón. Esos pasos de baile que ensaya con la certera cronista – Elena Gowland – anudan el pasado al presente y dan punto inicial a la historia. Seremos testigos del contenido de las cartas – hasta hace poco inéditas – que Manuela Rosas le escribió a su amiga Petronila Villegas de Cordero desde su destierro en Londres.
Las
cartas se suceden y entremezclan con los avatares históricos: lugares y
situaciones aparecen y desaparecen frente a nuestros ojos de la mano del impresionante
y sensible trabajo de Alejandro Bustos, cuyos dibujos en arena son proyectados
en el escenario y crean mundos efímeros que cambian con un simple soplo de
aire. Un trabajo portentoso que se convierte en un protagonista más de este conmovedor
relato histórico, que también cuenta con la sugestiva partitura musical
compuesta por Wenchi Lazo.
Cristina
Banegas es una inmensa Manuela Rosas, del apogeo a la caída, va atravesando los
diferentes momentos de su vida con la riqueza de matices que solo una actriz
del calibre de Banegas puede hacerlo. En suma, al dejar la sala tenemos la sensación
de haber vivido un ensueño, un hecho artístico tan estéticamente sensible que
perdura en la memoria muchas horas después de haber acontecido. Lo recomiendo
de corazón.
Prensa:
Carolina Alfonso
En la
bella sala El Excéntrico de la 18
Luis
Formaiano
Para
Susurros en tus Oidos (Radio Zonica)
Sublime Banegas, con el sello de Graciela Camino en la dirección. Gracias por tanto
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